Lo sé, lo sé. Diréis que pese a ser necrófobo, ya he dedicado un par de entradas a la muerte. Sin embargo, lo que hay detrás de esta historia me ha fascinado de tal forma que no podía dejar de contároslo.
En el cementerio de Trinity Church, en pleno Broadway con Wall Street, hay una curiosa lápida que encierra un pequeño misterio. Se trata de la tumba de James Leeson. Leeson era masón, como bien atestiguan algunos iconos tallados en su propia lápida. No obstante, antes de entrar de lleno en el misterio que encierra esa tumba, quería hacer una pequeña introducción histórica a la masonería.
La masonería
Aunque no se sabe exactamente en qué punto histórico nació la masonería, sus ideales se basan claramente en el racionalismo ilustrado. Los masones eran partidarios de la libertad, la igualdad y, sobre todo, la razón. De ahí que su imagen de dios creador fuera la de un matemático, un arquitecto, y un racionalista.
Pronto se empaparon del esoterismo de gente como los caballeros templarios o los rosacruces. Sus formas y ritos favorecieron el anonimato de los masones, dado que se oponían a los regímenes absolutistas que surgieron tras el fracaso de la Revolución Francesa: primero, la llamada Restauración, y tiempo después, los fascismos del siglo XX (nazismo, franquismo...).
Esta clandestinidad, además, les hizo desarrollar sus propios códigos criptológicos, y, pese a que muchos de ellos fueron víctimas de los regímenes a los que se opusieron, con el tiempo han logrado mantener sus propias vías de comunicación. Aquí tenéis una lista de masones ilustres a lo largo de la historia.
No obstante, también hay ejemplos de logias masónicas que se han aprovechado de ese oscurantismo para auspiciar auténticos crímenes y delitos financieros, como la logia italiana P2 (fundada por Licio Gelli) que incluía miembros del mismísimo Vaticano y personalidades políticas de latinoamérica.
Y para terminar, añadir que Franco, siendo muy joven, intentó ser miembro de la logia masónica (como ya lo eran su padre, hermanos, amigos, etc...), pero debieron ver algo en él, y no le aceptaron. No me extraña que los masones estuvieran entre sus principales objetivos (junto con los judíos, los homosexuales y los comunistas).
La tumba
En la tumba de James Leeson hay unos extraños símbolos esculpidos en la parte superior. En esta foto, a la que he subido el contraste, podéis verlos mejor:
Estos símbolos, si los aislamos para estudiarlos, quedarían de esta forma:
¿Eran una broma del señor Leeson, o por el contrario hay un mensaje encriptado, nunca mejor dicho, tras ellos?
Casi un siglo después, en 1889, la revista Trinity Record (el panfleto de la propia iglesia) anunció que había descifrado la clave. Si alguno de vosotros le apetece intentar descubrirlo, puede hacerlo. Tenéis la solución pinchando sobre este logo masónico.
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