Sorpresas te da la villa
East Village es uno de los barrios más olvidados. Reconozco que yo mismo he tardado meses en plantearme qué podría haber allí. Uno ve el plano de la zona, y las avenidas se llaman "Avenida A", "Avenida B", "Avenida C"... como en esas urbanizaciones modernas donde, por una urgencia administrativa, ponen a las calles nombres basados en temáticas florales o planetarias.
East Village esconde muchas sorpresas. Para empezar, Tompkins Square, una plaza-parque relativamente grande, rodeado de buenos restaurantes latinos. Otros muchos locales también son llamativos por su decoración exterior, realmente cuidada, algo lógico al ser éste uno de los primeros barrios de artistas de Nueva York, antes de que se abriera el cercano puente de Williamsbourg y la clase judía (y artística) estableciera el nuevo cuartel general en Brooklyn.
Las mejores sorpresas pueden venir al doblar la esquina: en East Village hay numerosos parques donde la basura cotidiana se recicla en arte. Extrañas criaturas encaramadas a las verjas, toros de paja, torres de madera con macabros peluches ahorcados o simples estatuas aisladas le dan un toque peculiar al barrio.
El más llamativo de estos jardines es el 6&B (porque está en la Calle 6 con la Avenida B; no se complican con los nombres), pero hay otros al este de Tompkins Square que nada tienen que envidiarle.
Estos jardines solamente están abiertos al público los fines de semana y, como dicen en los carteles de entrada, "cuando la verja esté abierta". East Village, como se puede comprobar, todavía tiene mentalidad de artista. Y además, es un barrio acogedor y habitable.
OLI I7O