lunes, 26 de marzo de 2007

Tres cabras

Domingo por la mañana... qué bonito. Hace buen tiempo, aún no curro y estoy en Nueva York... ¡Tengo que salir a la calle! Voy a embriagarme de los aromas de Brooklyn, a formar parte de la poesía de sus calles, a ayudar a las ancianitas a subir el carro al tren elevado de la estación de Myrtle Avenue... ¿Pero qué ven mis ojos allí?


Un predicador en la calle... vaya. Por si no tuviera bastante con la proliferación de iglesias (de los llamados hardcore christians) en mi barrio, los que no tienen una capilla para sí mismos, se plantan en una esquina y ¡hala! a predicar la palabra de Jesús (como ellos la entienden). Esta mañana, en la esquina de Myrtle Avenue con Broadway, había dos de ellos, uno de los cuales le hacía la traducción al inglés al otro (y he de decir que le hacía un flaco favor en la propagación de su mensaje).

Qué pintoresco. Me imagino vivir encima de ellos, como cuando en España se juntan los de la cabra a tocarte el organo y te fastidian un domingo por la mañana. A mí me suena igual el mensaje de unos y de otros, y la sensación que me provoca verlos es la misma mezcla de curiosidad y espanto. Aunque al menos, la cabra da leche...


Pues nada, así es todo por aquí. Es, como dije en mi primer correo, la ciudad de los contrastes. Así que este domingo me he dedicado a hacer un poco de turismo. He estado en Sam Ash, en la calle 48 con Broadway (en pleno Times Square), una tienda de instrumentos musicales y partituras, especialmente dedicado a los amantes del jazz. En esa tienda había cucadas tales como un clarinete por 4000$ o un saxo tenor por unos 6000$ (y me soplan que no era demasiado en algunos casos).

Voy a poner alguna foto de Times Square, que la verdad es que mola bastante. Es de esos lugares que te hacen decir, en inglés: "Wow!", y en castellano: "¡Hostiá! ¡Qué fueettte!" Yo, por suerte, aún no pienso en inglés, y soy capaz de dedicar tres palabras, y no tres letras, a describir una emoción.


Creo que Times Square concentra la esencia de las imágenes preconcebidas que yo tenía de Nueva York. No es mi lugar favorito, pero es como un limpiaparabrisas de las sensaciones que tuvieras de esta ciudad hasta ese momento. Es como la película El Juego de Hollywood, donde un reputado guionista le dice al protagonista algo así como que no importa si la película es mala: con un final grandioso, la salvas. Pues en Nueva York es igual. Si alguien piensa que esta ciudad no le va a gustar, le recomiendo que se deje Times Square para el final. Yo creo que incluso mi tío, el comunista, saldrá alucinando de aquí.


OLI I7O

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hi Pablo. I found that Google will translate your entire blog for me, though I am sure much is lost in translation.

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Haahahaaa... I think the English version is funnier than the original one. Yeah, much is lost in translation, but I'm having a great time reading the whole thing again! Thank you very much!

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OLI I7O