Rotundamente... NO
Muchos de vosotros me habéis hecho otra de las preguntas del millón: "¿Tienes trabajo?" Bueno... pues en esta foto, encontraréis la respuesta:
Pues sí, curro de conductor de autobuses en Nueva York...
No, claro, es broma. Ahora os cuento de qué va esa foto.
Bien, os cuento cosas. He estado estas semanas pendiente de si prosperaba una entrevista muy importante que hice en una agencia de publicidad por aquí. Tras varias semanas esperando una respuesta definitva, ayer mismo llegó, en forma de rotundo no (me encanta eso de "rotundo no", ¿cómo es un "no" rotundo?).
El caso es que esta puerta que se cierra, puede dar lugar a otras que se abran. Resulta que una agencia de representantes creativos están buscándome algo (se supone; viven de eso). En concreto, espero que la chica que me representa sea más eficaz que Estelle Leonard, la representante de Joey en Friends, a ver si voy a acabar siendo el Dr. Drake de la publicidad. Al menos, más guapa sí que es... aunque también vive de eso (de vender imagen, me refiero). Así pues, se puede decir que estoy pasando por las fases típicas que uno pasa cuando llega a una ciudad. Ya tengo mi móvil, mi pisico, mi gentecilla (ya iré contando) y ya sólo falta el trabajo. Mientras llega, probablemente busque un curro para sobrevivir, porque no soy Muñoz-Molina como para vivir de lo que escribo (ni por la calidad, aunque eso me importa menos). Así que ya os iré contando cosas también en ese aspecto.
Como os decía, la foto de arriba corresponde al New York Transit Museum. Es el museo dedicado a todo lo que a transporte público de Nueva York se refiere. Está ubicado en una antigua estación de metro de verdad, habilitada para que la visita sea agradable. La parte de arriba (lo que sería el recibidor de la estación) está dedicada a mostrar cómo se construían los túneles, los enormes puentes, las máquinas, las plataformas levadizas... todo con una documentación gráfica impresionante. Era la revolución industrial, e incluso los andamiajes de madera eran obras arquitectónicas monumentales. También hay una sección dedicada a la rehabilitación de la zona cero del WTC (es curioso cómo los obreros parecen igualmente de principios de siglo), y otra parte con molinetes de acceso, o la evolución de las fichas (tokens), hasta la actual MetroCard. En el fondo, donde me hice esa foto, hay una mini-ciudad simulada (que les encanta a los críos, ejem) con semáforos, autobuses de varias épocas y diversas instalaciones interactivas.
En la parte de abajo se pueden visitar numerosos vagones de la época. Los que eran de madera, con asientos de mimbre (casi coloniales) fueron los que más me gustaron. Pero también están los sesenteros, con la publicidad de la época todavía en las paredes. El New York Transit Museum es algo totalmente recomendable, fuera del circuito turístico de Manhattan, pero a pocas manzanas del hermoso Brooklyn Heights, una de las zonas más intactas de todo Nueva York. Desde ahí, si nos apetece barullo podemos ir por el puente de Brooklyn hacia Manhattan. Si nos apetece curiosear en sitios especiales, íntimos, recomiendo quedarse por la zona de Dumbo, con un gran número de cafeterías y calles adoquinadas.
OLI I7O
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