miércoles, 28 de marzo de 2007

Orden en la sala

Nueva York es una ciudad en la que te puedes encontrar tiendas como SamAsh, de la que he hablado hace un par de entradas, con sus instrumentos perfectamente ordenados y alineados, o el Music Inn, un pequeño local en pleno Greenwich Village (exactamente en el número 169 de W4 st) donde en apenas unos veinte metros cuadrados (tal vez menos), se concentra un número de instrumentos musicales étnicos amontonados de tal forma que ni siquiera puedes dar dos pasos sin tirar alguno al suelo. Aquí os pongo las fotos de SamAsh y el Music Inn:

En mi paseo de hoy por Greenwich Village, también me encontré con un bar que imagino que dirán que es el más antiguo de Nueva York. Se trata del Ear Bar, un bar situado en el 326 de Spring Street. Este bar tiene una curiosa peculiariedad: estaba situado justo hasta donde llegaba la orilla del río Hudson, bañando el margen oeste de la isla. Y realmente es curioso, porque parece imposible que el mar llegara hasta allí. El bar en cuestión era el lugar donde los marineros entraban en calor nada más llegar a Nueva York. El Ear Bar, además, es muy bonito, de madera antigua, si bien opino que le sobran las mesas interiores. En esta foto se pueden ver hasta los antiguos muelles de atraque de barcos:


Greenwich es un barrio que realmente parece otra ciudad. Actualmente es la zona más pija (junto con todo el East Side) y la zona oficialmente gay (junto con Chelsea). Sin embargo, lo que hace que parezca otra ciudad es la distribución de sus calles. Es como una protuberancia de la ciudad, donde la estructura general de las calles da un giro de unos 45º y te cambia la regla para orientarte de "si aquello es el Empire State", eso debe de ser el norte", que funciona en toda la ciudad. Sólo la Séptima Avenida marca un poco la orientación, pero en este barrio, las calles vuelven a tener nombres propios en vez de números.

Ya volveré a hablar del Village en otra ocasión. Hay mucho de que hablar. Poco a poco voy poniendo orden a mis ideas en esta ciudad, y tengo que decir que las cosas están yéndome muy bien. Desde luego, esto está siendo una experiencia muy buena, al menos hasta el momento. Sé que el Oli que anteayer trabajaba en una agencia de publicidad volverá, pero intuyo que materializado en otra forma. Yo, durante los años que pasé trabajando de camarero en Madrid, era capaz de ver el lado poético a un cubito de hielo, y esa visión me está trayendo muchas satisfacciones. Soy muy afortunado.


OLI I7O

1 comentarios:

Maria dijo...

jo, me encantaría trabajar en una empresa de publicidad o márketing, creo que incluso de camarera, con tal de vivir en nueva york